Contenedores, pieza clave de la gestión de residuos
La industria genera grandes cantidades de residuos, y de muchos tipos. Para conservarlos en condiciones de seguridad adecuadas para las personas y el medio ambiente se usan contenedores.
Es esencial conocer la naturaleza de los desechos, ya que dependiendo de su peligrosidad o toxicidad se deberá emplear un tipo depósito u otro. Fundamentalmente se pueden dividir en las siguientes categorías:
• Residuos no peligrosos
Los envases para este tipo de restos deben llevar un etiquetado que lo identifique de manera sencilla para evitar posibles mezclas o manipulaciones indebidas. Los contenedores más apropiados son de metal, resistentes y económicos. Se pueden encontrar tapados o descubiertos y su tamaño o capacidad ronda entre los 5 y los 40 m3.
Tienen una naturaleza que implica riesgo tanto para la salud como para el Medio Ambiente.
El administración de los residuos peligrosos incluye la prevención, tratamiento y deposición final. La prevención consiste en la reducción de residuos y su volumen; el tratamiento tiene como objetivo reducir su peligrosidad y toxicidad; y la deposición final se refiere a los mecanismos adecuados para prevenir riesgos al ambiente y a la salud humana.
Antes de efectuar la deposición de cualquier residuo peligroso se debe: separar y concentrar los constituyentes peligrosos en un volumen reducido, estabilizar y solidificar el residuo para evitar su liberación al ambiente, disminuir la toxicidad del residuo, en lo posible.
Por ello, los contenedores deben ser seguros y homologados. Este tipo de restos pueden manifestarse en estado sólido, líquido o gaseoso, por lo que existen contenedores para cada tipo. Para los líquidos, los contenedores deben ser de polietileno de alta densidad y alto peso molecular. Para los que almacenen residuos sólidos, se usan contenedores de goma que son resistentes a la corrosión y se mantienen en gabinetes con compartimientos especiales para alojarlos. Para los desechos con peligro de ser potencialmente explosivos, se usan contenedores herméticos de metal que luego son enterrados.
Estos depósitos deben ir señalizados mediante rótulos claros, legibles e indelebles, firmemente unidos al envase.
• Bioresiduos
Todos aquellos residuos biodegradables procedentes de jardines y parques, residuos alimenticios y de cocina de hogares, restaurantes,… así como residuos procedentes de plantas de procesado de alimentos.
Los contenedores usados para estos residuos son similares a los utilizados para residuos no peligrosos, añadiendo las características de tapado (para evitar olores) y herméticos (para evitar derrames).
Cada contenedor de residuos tiene unas características especiales y una determinada fabricación, vamos a destacar los tres más importantes:
• Los de gran porte son fabricados mediante un sistema de inyección. Por su finalidad se elaboran con polietileno de alta densidad virgen. La apertura de las tapas puede estar realizada a pedal como manual, según el modelo y el uso que se le vaya a dar. Pueden tener ruedas para facilitar el transporte; frenos que impidan una posible movilización en la vía pública y manijas para su traslado.
• Los metálicos son inmunes al fuego, ya que el metal ni arde ni se quema y los cerrados herméticamente, al consumirse el oxígeno dentro, el fuego se extingue. Los costes de mantenimiento son bajos y su vida útil larga comparada con los fabricados con otros materiales. Además, de producirse algún daño pueden ser reparados con gran facilidad.
• Los compactadores se diferencian por un proceso de prensado hidráulico integrado, así se logra una compactación muy eficiente. Los costes de transporte y de eliminación se ven reducidos de una forma considerable gracias a esta tecnología.
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